(English version is below)
Es definitivamente una de las cosas mas hermosas, sentarse un martes a las 3pm a comer el almuerzo con estas vistas.
La arquitectura. El legado romano, el color, el pueblo y lo que culturalmente significa. En voces de Marc Augé y Harris. Pensé en el legado de Vergara, y lo que cada uno de estos ombligos en las ciudades significan.
Al final desde el cielo cuando venimos aterrizando, me gusta identificarlos y así es como los veo, como ombligos arquitectónicos y culturales. Para luego entrar y experimentar todo lo que tienen para ofrecer. Para aprender de y en ellos.
La aprobación de los valores, la ejecución de los mismos, es algo personal. Si lo comparte o no, es indiferente, por que existe y así como lo ha hecho desde antes, seguirá siendo por siempre.
Sobre estos momentos, me asombra El silencio y la paz que le acompaña. Es como estar sentado en la espalda de dragón que duerme y al cual mientras duerme cientos, le cuidan. Algunos su seguridad, otros su piel, algunos sus visceras… y ahí estoy yo, con mi almuerzo.
A lo lejos pasa un avión, y me pregunto si algún alma en la ventana me esta viendo vivir este momento. Contemplativo, casi inspirado. Si, coincidiremos en miradas sin saberlo — si estará pensando en mi…
Este estadio, al igual que muchos, es grande, pero es pequeño a la par de Guadalajara, y ella a la par de México. Pero México es un país de tantos en el mundo. Y el mundo es enorme. Pero es un instante en el universo. Y acá estoy yo con mi almuerzo.
La vida es efímera, lleva mucha prisa por acabarse, se nos va en instantes. Y sin embargo, pocas veces nos detenemos a pensar estas cosas y disfrutarlo. Pocas veces vemos para arriba.
Para extrañar a los que amamos necesitamos estar solos. Para amarnos tenemos que estar solos. Para apreciar las conexiones que construyen nuestras vidas hay que desconectarse.
Al final, la vida es para construir un legado. Que nos exceda un tiempo más después de que nos retiremos fisicamente de este mundo en el instante que compartimos.
Así como El Sr. Vergara, dejó este inmueble, aportó a su comunidad y generó un lugar de culto para una población y por siempre será agradecido, uno quiere eso pero a escala.
Estos sitios y momentos me hacen apreciar más cada instante en casa, almorzando en familia, trabajando el jardín, cada momento a solas riéndome con mi hija.
El marco de referencia, es importante para la vida. En los estadios, este silencio no existe sin la locura de anoche. Sin el ruido, los cantos, pirotecnia, fanaticos, familias y cada una de sus historias. La locura y pasión. El dejar afuera de este ombligo sus problemas y entrar a este umbral de purificación del ser. Salir renovado, para un imtervalo de tiempo más hasta que vuelvan.
Y sin embargo, aquí estoy yo, y mi almuerzo se enfría.
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Quería compartir esta nota de mi librito de apuntes, por que casi no lo hago ya y para eso están las redes, pero más aún como una costumbre en este mi sitio web.
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It’s definitely one of the most beautiful things to do, sitting down on a Tuesday at 3 p.m. to eat lunch with these views.
The architecture. The Roman legacy, the color, the people, and what it culturally means. In the voices of Marc Augé and Harris. I thought about Vergara’s legacy, and what each of these navels in the cities signify.
After all from the sky, as we come in, I like to identify them, and that’s how I see them, as architectural and cultural navels. To then enter and experience everything they have to offer. To learn from and in them.
Values approval and the implementation of them, is a personal matter. Whether you share it or not is irrelevant, because it exists, and just as it has existed all along with humankind, it will continue to exist forever.
I am amazed by the silence and peace that accompanies these moments. It’s like sitting on the back of a sleeping dragon, that’s being watched over by hundreds of people while it sleeps. Some of them look out for his safety, others their skin, some his guts… and here I am, with my lunch.
In the distance, a plane flies by, and I wonder if some soul in the window is watching me live this moment. Contemplative, almost inspired. Yes, we’ll meet glances without knowing it—if they’re thinking of me…
This stadium, like many others, is huge, but it’s small on par with Guadalajara, and it’s small on par with Mexico. But Mexico is one country among many in the world. And the world is enormous. But this is just a moment in the vast universe and time. And here I am with my lunch.
Life is ephemeral, it’s in a hurry to end, it passes us by in a heartbeat. And yet, we rarely stop to think about these things and enjoy them. We rarely look up.
To miss those we love, we need to be alone. To love each other, we need to be alone. To appreciate the connections that build our lives, we must disconnect.
In the end, life is about building a legacy. May it exceed us for a while longer after we physically retire from this world in the moment we shared.
Just as Mr. Vergara left this building, contributed to his community, and created a place of worship for a population, and will forever be grateful, one wants that, but on a smaller scale.
These places and moments make me appreciate every moment at home more, having lunch with my family, working in the garden, every moment alone laughing with my daughter.
The frame of reference is important for life. In stadiums, this silence doesn’t exist without the madness of match day night. Without the noise, the chants, the fireworks, the fans, the families, and each of their stories. The madness and passion. Leaving your problems outside this navel and entering this threshold of purification of being. Coming out refreshed, for one more interval of time until we return.
And yet, here I am, and my lunch is getting cold.
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I wanted to share this note from my notebook, because I rarely do it anymore, and that’s what social media is for and even more — my website.